A partir de mi mano
fallo en imitar
las hojas de los arboles,
las que antes de morir
bailaban junto al viento
y se vestían de colores nuevos.
Trazan una memoria
que en el aires no encuentro.
Y no logro escuchar
ese otro nombre del otoño.
Ceremonia tardía
la del lápiz en mano.
Los arboles, llorando,
de lo pasado se despiden.
Y mi hoja no recupera
eso que hoy se desvanece.
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