Lo único que logra conmoverlos
es la bolilla suspendida
antes de detenerse sobre un número.
La alternativa a la pasión
y sus innumerables emociones
es para ellos la ruleta.
Negro agujero demoníaco,
sortea los destinos
bajo un disfraz de números.
Empalagados de rutinas
hipnotizados por el giro
le dan sentido a lo que no lo tiene.
Su libertad, ya la apostaron.
Ceremonia tardía
enamorarse del azar.
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